A menos que los importes sean muy pequeños, es MUCHO mejor constituir una sociedad.
En primer lugar, la constitución de una sociedad le ofrece una responsabilidad limitada por sus actos como empleado. Como individuo, tiene una responsabilidad ilimitada.
En segundo lugar, la constitución de una sociedad le permite deducir (a efectos fiscales) los costes de la actividad empresarial, incluidos todos los seguros médicos, la mayoría de los transportes y algunas comidas.
La excepción a la regla es si las cantidades que se ganan son tan pequeñas que no cubren los gastos de constitución, los honorarios de la contabilidad, etc. (unos pocos cientos, o como mucho unos pocos miles de dólares).